sábado, 27 de diciembre de 2008

Saturnalia...

Ghostbuster...

Soy un hombre escéptico, para muchos de mis conocidos, en extremo. Lo ocurrido en casa hace unos años me llevó a dudar de mis férreas convicciones. Soltero, rozando los cuarentas, años de vivir solo me transformaron en lo que soy hoy día. Aprendí a disfrutar de la vida, incluso de la oscuridad provocada por los cotidianos apagones que vive el país.

Luego de una cena frugal, encender varias velas en el baño, obligar a mis ojos miopes pasearse por las líneas de letras pequeñas de un libro de Stephen King, "Different Seasons" si mal no recuerdo. Envuelto en la lectura, creí escuchar un ruido bastante extraño en la cocina, no le hice caso pero al continuar los ruidos, ahora de forma alarmante, decidí investigar con una navaja del ejército suizo en una mano, en la otra una vela. Como era de esperar, no había nada.

Pasaron varias noches y todo en calma, luego regresaron con la misma agresividad de la primera noche. Esta vez la investigación fue mucho más exhaustiva, el resultado de la búsqueda fue el mismo, nada!. Al regresar a la habitación, cerrar la puerta con seguro, volvieron los ruidos, ya no desde la cocina, ahora fuera de la habitación. Asustado(con vergüenza lo reconozco ahora) como cualquier otro, apenas pude conciliar el sueño por las conjeturas sobre lo que pasaba en casa. Las mañanas llegaban plagadas de calma, salir del apartamento era entonces un alivio, regresar un verdadero suplicio. Lo peor de todo era que no me atrevía contarle a mis amigos lo que pasaba, aún conservaba un poco de dignidad. Para empeorar la situación, los adornos que decoraban la sala y el comedor de la casa caían al suelo y con el impacto se destrozaban de forma irreparable. Salir y revisar lo que pasaba ya no era una opción, tenía miedo. Recoger los destrozados adornos por las mañanas se convirtió en una nueva tarea de cada día. Busqué información en Internet, a lo mejor alguien me aconsejaba sobre el tema. Sólo encontré puras teorías.

Cuando un hombre es llevado al límite es poco predecible como reacciona dicho individuo. Llegué al extremo una noche al ver truncada una cita de cama con una amiga la cual salió corriendo ante la andanada de ruidos que se escucharon aquella noche. Lo que fuera me había colmado la paciencia. Detuve una tarde en una ferretería, recorrí los pasillos de la misma empujando un carrito como en los supermercados. Polvos, trampas, de todo cuanto pude conseguir lo compré. Los ruidos han disminuido casi por completo, una que otra noche los escucho pero ya estoy plenamente confiado de que no eran fantasmas . Por las mañanas sigo con la misma molestosa tarea de recoger y limpiar; lo único que ha cambiado son los adornos de la sala por ratones muertos ya sea envenenados o triturados por una ingeniosa trampa. Todavía estoy tratando de convencer a mi amiga de que los fantasmas no existen, deséenme suerte.


Rafael Rodríguez Torres
"Vi ho purgatto ancora!"

2 comentarios:

Ericarol dijo...

hay ratones en tu casaaaaa????

que horror!!!

Yo no los ví.

besos!!!

Rafael cine dijo...

Para cuando viniste ya estaban muerto. je je je