sábado, 19 de marzo de 2011

Saturnalia...

Provocadora

Karen me llama a diario, me espera a la salida de mi trabajo. He dejado atrás mi rutina de salir con mis compañeros por estar con ella, sin que nadie más nos acompañe. Salimos a un café donde conversamos por horas sin importar quienes nos rodean o si pueden escuchar nuestras apasionadas conversaciones. No me molesta que se me queden mirando mientras reímos a carcajadas sin podernos detener.
Ha dormido en mi casa unas cuantas veces pues se hace tarde sin que nos demos cuenta. Como mi apartamento es pequeño duerme en mi cama, junto a mi. Por la madrugada puedo sentir sus movimientos, casi sin falta sube una de sus piernas sobre mi cuerpo. Lo hace tan delicadamente, inconsciente de que su pierna roza mi piel. Acomoda su cabeza sobre mi hombro y me tienta abrazarla hasta el amanecer.
Una vez las cosas fueron más lejos, yo me duchaba y antes de que me percatara ella abrió la puerta de la bañera y entró, tomó el jabón y lo pasó suavemente por mi espalda, podía sentir el agua bajar y sus manos tocarme mientras la espuma rodaba por mi cuerpo. No pude evitar que mi cuerpo reaccionara, le sonreí discretamente, intentando disimular que me sonroje. Intente disimular mi vergüenza metiéndome bajo la regadera, actuando lo mejor que pude que no me importaba, que no había pasado nada. Nunca mencionamos lo que sucedió, pero yo… no me sentía bien pues aunque quizá sea un tanto anticuado el tema de la fidelidad para mi tiene mucha importancia y mi pareja, no es Karen. Llevo una relación con otra persona desde hace un año, una relación estable que marcha por buen camino, hasta hay planes de boda. Mi pareja no vive aquí, pero es algo de lo que no quiero hablar mucho.
Karen es hermosa, una mujer a la que todos miran cuando entra a una habitación ni las mujeres se salvan de admirar su belleza. Que se fijara en mi es un halago muy grande, pero pienso en las consecuencias y en el que dirán de mi. Aun así, no puedo negar que me tienta la idea de que algo pueda suceder, de llevar las cosas a otro nivel. Para eso debo reunir el valor para dar el primer paso y robarle un beso, si me corresponde me entregare a ella, le daré las riendas del momento, sucumbiremos ante la pasión enredando nuestro cuerpos, le dejare hacer de mi lo que quiera.
Siento un miedo muy grande, puede que si esto pasa no tenga vuelta atrás… y si luego de esto me guste tanto que llegue a querer romper con mi novio y adentrarme en un mundo para mi desconocido. ¿Qué sería de mí si decido empezar una nueva vida con ella, como lesbiana? Si mi familia se entera seria mal visto, mi padre seguro no me volverá a dirigir la palabra; pero quizá nadie se tiene que enterar…


Nota:Versión corregida y de co-autoría de Yarased Martínez Angeles.

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