Pequeña Crónica de un Fan…
Mi hermano Antonio nunca tuvo en sus manos una cámara de video pero creaba escenas de películas imaginarias donde era el protagonista de unos Thriller de acción y artes marciales. El resto de sus hermanos, siempre la hacíamos de malos. Los rodajes iniciaban los domingos por la tarde luego de haber ido a la función de matinée en cualquiera de los cines del centro de la ciudad. Nunca escribió en un papel un guión, las historias eran muy parecidas a la película exhibida aquella tarde. Cuando era una película de Bruce Lee, el cual era su héroe favorito, el empeño de Antonio porque todo quedara perfecto era mucho mayor. Imitaba los gestos y movimientos al pelear de Bruce Lee. Se dejó crecer el pelo para poder darse el mismo corte que el que usó Lee en ¨Operación Dragón¨, aprendió a comer con los palitos chinos, su obsesión rayaba en la locura.
Cuando una escena no le quedaba como él imaginaba era perfecta, se enojaba al punto de transformarse del hermano amoroso y paternal que era en un ser grotesco y gruñón.
El plató de filmación siempre era el enorme patio trasero de la casona donde vivíamos en Bella Vista, Santiago. Su gran cantidad de árboles le daban un aire de bosque urbano, y entre las matas de mangos, naranjales o limoncillos librábamos combates a puños y patadas.
Antonio practicaba Kung Fu desde hacía varios años en la escuela del chino Johnny Fong. Pronto se destacó entre los alumnos y fue uno de los primeros en recibir el cinturón negro (1). Para la ocasión se mandó a confeccionar el mismo uniforme blanco con pantalones negro que Bruce Lee usara en El Gran Jefe. Lo aprendido en el dojo nos lo enseñaba en casa con rigurosa disciplina. El mismo nos otorgó cinturones a cada uno de nosotros, no recuerdo haber pasado del verde por lo exigente que era al momento de examinarnos.
A pesar de verle hasta el cansancio practicar los puños y patadas, barridas, saltos giratorios etc., todos anhelábamos que se presentara la oportunidad de una pelea real, en la calle, contra uno que en realidad fuera un bandido. Nuestro deseo se cumplió una noche en que el loco Machuca, un mastodonte que sobrepasaba los seis pies de estatura y las doscientas libras de peso se escapó del cuartito donde su familia lo tenía encerrado por lo violento que se había tornado. Machuca corría por la calle con un palo en su mano amenazando a todo aquel que se le cruzara en su camino. Antonio regresaba aquella noche del liceo donde cursaba el bachillerato y sin notarlo había sido elegido como la siguiente víctima del loco.
No tuvimos tiempo de advertirle a nuestro hermano de la amenaza, pero quedamos boquiabiertos cuando Machuca lanzó el primer golpe que apenas logró evitar Antonio con un rápido movimiento de caderas como lo hizo Bruce Lee en Contacto en China en la escena donde pelea contra un Samurai que le atacaba con una katana en sus manos. Seguido, Antonio le pateó el brazo que sostenía el palo y cayó lejos del alcance del orate. Al verse desarmado le fue encima pero fue recibido con una patada en el pecho que lo lanzó varios metros hacia atrás como lo hizo Bruce Lee con Chuck Norris en El Retorno del Dragón. Herido, pero más enojado aún, se puso de pie Machuca y atacó de nuevo, el resultado fue otro golpe certero que lo derribó de forma humillante. Se puso de pie otra vez, pero ahora para escapar de Antonio y encerrarse por voluntad propia en su cuartito de cautiverio.
Todos rodeamos a Antonio alabando su destreza que sin lugar a dudas eran similares a las del gran Bruce Lee. Al siguiente domingo, al momento de rodar la acostumbrada escena, noté que el elenco había aumentado en más de treinta muchachos del barrio ansiosos por ser alumnos del héroe del momento. Ahora debía compartir a mi hermano con extraños y ver como ya no era uno de sus alumnos preferidos en sus clases diarias. Muchos de los chicos que entraron nos superaron pronto en agilidad, y aprendían con la misma rapidez que lo hizo Antonio con el chino Johnny Fong.
Antonio organizó con su nuevo reparto de actores la recreación casi total de Operación Dragón. Yo soñaba con obtener por lo menos el papel de O’hara (interpretado por el actor Robert Wall), uno de los rivales de Bruce Lee en el film, pero me vi relegado como un extra cualquiera que ni siquiera era golpeado por el protagonista.
Antonio no era sólo artes marciales, llevaba una doble vida que muy pocos conocían. En casa nos enteramos cuando la policía rompió a patadas la puerta principal de la casa y entraba derribando todo a su paso. No había salido aún el sol por lo que sorprendieron a Antonio todavía durmiendo en su cama donde le golpearon salvajemente con sus macanas, no pudo siquiera defenderse. Lo arrastraron dos policías para meterlo dentro de una de las tristemente celebres ¨perreras¨, Antonio recobró el conocimiento y herido como estaba sacó fuerzas para librarse de sus captores y con la velocidad de movimientos que le caracterizaba dejaba sin conocimiento a los policías y lograba escapar. Antonio, al igual que Bruce Lee en Contacto en China se había convertido en un prófugo de la ley.
Una noche vino a la casa un amigo de Antonio que estudiaba con él en el mismo liceo y también era miembro del mismo movimiento estudiantil, habló por más de una hora con mis padres a solas. Nosotros nos pegamos a la puerta de la habitación donde se encerraron. Pudimos escuchar fragmentos de la conversación, entre ellos la mala noticia de que tenían que sacar del país como diera lugar a mi hermano para poder salvar su vida, mis padres estuvieron de acuerdo. El amigo les dijo que habían pensado irse a México y desde allí podrían cruzar a los Estados Unidos y reunirse con unos parientes que vivían en New York.
-Dile que no se vaya sin despedirse- Suplicó mamá al amigo antes de marcharse, por su voz se escapó una ráfaga de dolor y temor que todas las madres sufrieron durante los 12 años de gobierno del Dictador Enano.
-No les prometo nada, la cosa está muy peligrosa- Respondió el amigo y se marchó.
Dos noches después dormía ya cuando una mano cubrió mi boca, al abrir los ojos con sorpresa y alegría descubrí el bello rostro en la penumbra de mi hermano Antonio que seguido se llevó un dedo a los labios invitándome a guardar silencio. Uno por uno fue despertando a todos los miembros de la familia. Nos reunimos en el comedor y nos abrazamos todos en silencio, estoy seguro de que lloramos todos.
-Debo irme seguido, mañana partimos hacia Manzanillo donde nos espera un barco que nos llevará a México, prometo escribir cuando pise tierra- Susurró mi hermano tratando de tranquilizarnos.
-Cuídate hijo- Apenas pudo balbucear papá
De pronto fuimos golpeados por una luz intensa que brevemente nos aturdió, parecía como si el sol de repente había aparecido y se infiltrara entre las rendijas de la casa. Del temor pasamos al terror cuando escuchamos a través de un megáfono la voz afeminada del sargento Cascarita(2) gritar:
-Antonio, estás rodeado!. No tienes escapatoria, es mejor que salgas con las manos en alto si quieres conservar tu vida.-
-Vienen por el patio!- Gritó casi llorando mi hermano Pablo que se había asomado a una persiana.
El mismo patio donde simulamos rodar infinidad de películas estaba plagado de enemigos reales, enemigos que portaban carabinas y pistolas y que no dudarían en disparar.
Por un momento creí ver en el rostro de Antonio algo parecido al temor, miedo que cualquier ser humano en una situación tal sentiría, pero nunca un personaje como Bruce Lee o mi hermano Antonio.
-Aquí sólo hay una solución- Dijo Antonio con voz grave y caminó hasta la puerta principal, desde allí volvió su rostro para sonreírnos con esa gracia única que poseía. Nunca imaginé a mis ocho años lo que pensaba hacer.
En la escena final de Contacto en China, Bruce Lee se ve rodeado en la escuela donde practicaba por el ejército japonés, sale y cuando le apuntan con los fusiles corre como lo hizo Antonio al salir de la casa y ver las patrullas en el frente y los policías con sus armas homicidas y despiadadas apuntando a su cuerpo ansiosas de muerte. Antonio saltó y extendió su pierna al igual que Bruce Lee en esa escena final, ambos dispuestos a vender cara su vida, los disparos se escucharon y el The End anunciaba el final de la película de Bruce Lee, Antonio no tuvo la misma suerte que el actor, su cuerpo cayó estrepitosamente al suelo lleno de balas.
Bruce Lee murió en la vida real el 20 de Julio de 1973, iba a cumplir 33 años. Estaba en la cúspide de su carrera cinematográfica, nunca pudo ver finalizada su película El Juego de la Muerte. Antonio murió el 5 de Mayo de 1976, iba a cumplir 19 años, estaba apenas comenzando a vivir su vida.
Al entierro de Bruce Lee asistieron más de veinte mil personas de todas partes del mundo. Le rindieron tributo frente a su féretro los grandes maestros de los diferentes estilos de artes marciales. Al entierro de Antonio apenas asistieron mamá y papá escoltados por varias patrullas de la policía. Nosotros nos quedamos en casa porque papá no consideró prudente arriesgarnos con los policías.
A Bruce Lee le recuerdan cada año con homenajes en la prensa, televisión, festivales de cine y otros. Tal parece que no ha muerto. A Antonio le recordamos sus familiares, aunque ya ni siquiera le mencionamos por no abrir viejas heridas, nunca sus amigos nos visitaron para darnos el pésame, ni siquiera le mencionaron en la lista de asesinados durante la dictadura. Tal parece que nunca existió.
(1)En el Kung Fu no se usan los cinturones como en el Karate, se les llaman Fajas.
(2)El sargento Cascarita es un personaje de otra historia de Gloriosos Años 70´s
Nota: Antonio como tal es un personaje ficticio, pero bien pudo ser mi hermano Pedro Antonio de quien tomo bastante para escribir la historia. Antonio también soy yo, mis hermanos Pablo y Miguel, mis hermanas Laly y Josie. Antonio es mi padre Alfonso, y mi madre Gloria que formaron parte de la ¨generación del miedo¨, es Amín Abel Hasbún, es Orlando Martínez Howley y su hermano Edmundo. Es Sagrario, el Moreno, Amaury o cualquiera de los más de ocho mil dominicanos que murieron durante los 12 años de la dictadura de Joaquín Balaguer.
Vi Ho Purgatto Ancora!
4 comentarios:
Rafael, me encanto tu historia. Rafael 'Kike' Veras fue un Antonio tambien.
Kike, al igual que mis padres fueron de la ¨Generación del miedo¨ nacieron durante el Trujillato, se la chuparon entera y luego les tocó un Balaguer asesino. Fue ya de muy adultos que vivieron la democracia, ya el miedo estaba arraigado en ellos.
Me encantó... Muy interesante!
me emociono hasta las lagrimas. tienes verdadero talento Rafael. Un abrazo desde lejos lejos :)
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