martes, 22 de marzo de 2011

Una escritora invitada...

Saludos amigos lectores, comparto con ustedes un escrito de una amiga de muchos años, Abril Dronbjak. Nos conocimos en una noche donde en medio del bullicio nos descubrimos solos en un mundo abarrotado de gente que bailaba, sudaba y destilaba alcohol por los poros. Hablamos toda la noche de literatura, cine, filosofía y supimos que esto iba para largo. Tuvimos que hacer una pausa para no cansarnos de nosotros mismos, duró muchos años dicha pausa, temía que fuera para siempre, pero ya ven, estamos de nuevo conectados y caminamos por el mismo sendero que nos apasiona, escribir!...

De Abril:

Existen trivialidades en nuestras vidas que forman parte de lo que realmente somos.
Esas mismas trivialidades que forman parte de nosotros, nos hacen sentir vulnerables
o quizás en ese momento quisimos formar parte de la vulnerabilidad que nos envolvía.

Somos fundamentalmente seres débiles que nos afecta nuestro entorno
para recibir o impregnar cierta energía que se acentúa en determinadas circunstancias.
Realmente y sobres ciertos criterios acostumbramos de forma intrínseca nuestros sentires
y nos acoplamos en algún modo a nuestras reacciones como queriendo justificar
lo acontecido y atribuyendo a la supuesta lógica, pensamientos que forman parte de nosotros
o de alguna forma dejan de serlo, cuando algunas veces la expectativa se la lleva el viento.

Abril Dronbjak(1991)

sábado, 19 de marzo de 2011

Saturnalia...

Provocadora

Karen me llama a diario, me espera a la salida de mi trabajo. He dejado atrás mi rutina de salir con mis compañeros por estar con ella, sin que nadie más nos acompañe. Salimos a un café donde conversamos por horas sin importar quienes nos rodean o si pueden escuchar nuestras apasionadas conversaciones. No me molesta que se me queden mirando mientras reímos a carcajadas sin podernos detener.
Ha dormido en mi casa unas cuantas veces pues se hace tarde sin que nos demos cuenta. Como mi apartamento es pequeño duerme en mi cama, junto a mi. Por la madrugada puedo sentir sus movimientos, casi sin falta sube una de sus piernas sobre mi cuerpo. Lo hace tan delicadamente, inconsciente de que su pierna roza mi piel. Acomoda su cabeza sobre mi hombro y me tienta abrazarla hasta el amanecer.
Una vez las cosas fueron más lejos, yo me duchaba y antes de que me percatara ella abrió la puerta de la bañera y entró, tomó el jabón y lo pasó suavemente por mi espalda, podía sentir el agua bajar y sus manos tocarme mientras la espuma rodaba por mi cuerpo. No pude evitar que mi cuerpo reaccionara, le sonreí discretamente, intentando disimular que me sonroje. Intente disimular mi vergüenza metiéndome bajo la regadera, actuando lo mejor que pude que no me importaba, que no había pasado nada. Nunca mencionamos lo que sucedió, pero yo… no me sentía bien pues aunque quizá sea un tanto anticuado el tema de la fidelidad para mi tiene mucha importancia y mi pareja, no es Karen. Llevo una relación con otra persona desde hace un año, una relación estable que marcha por buen camino, hasta hay planes de boda. Mi pareja no vive aquí, pero es algo de lo que no quiero hablar mucho.
Karen es hermosa, una mujer a la que todos miran cuando entra a una habitación ni las mujeres se salvan de admirar su belleza. Que se fijara en mi es un halago muy grande, pero pienso en las consecuencias y en el que dirán de mi. Aun así, no puedo negar que me tienta la idea de que algo pueda suceder, de llevar las cosas a otro nivel. Para eso debo reunir el valor para dar el primer paso y robarle un beso, si me corresponde me entregare a ella, le daré las riendas del momento, sucumbiremos ante la pasión enredando nuestro cuerpos, le dejare hacer de mi lo que quiera.
Siento un miedo muy grande, puede que si esto pasa no tenga vuelta atrás… y si luego de esto me guste tanto que llegue a querer romper con mi novio y adentrarme en un mundo para mi desconocido. ¿Qué sería de mí si decido empezar una nueva vida con ella, como lesbiana? Si mi familia se entera seria mal visto, mi padre seguro no me volverá a dirigir la palabra; pero quizá nadie se tiene que enterar…


Nota:Versión corregida y de co-autoría de Yarased Martínez Angeles.

viernes, 11 de marzo de 2011

Ahora les hablaré de mi...

Querido Doctorcito

-Don José se está agonizando y lo único que pide es verte, quiere pedirte perdón-Era mamá quien estaba al otro lado del teléfono y me contaba aquello.

-De cuál don José hablas? Conozco a varios don José-Le dije porque ya sospechaba lo que me iba a pedir luego, ir al campo donde vivía para cumplir el último deseo del futuro difunto.

-Sabes bien de quien estoy hablando. Quiero que salgas ahora mismo, a lo mejor y no ha muerto para cuando llegues-Dijo enérgicamente.

-Sí, a lo mejor no se ha muerto cuando llegue, pero igual y lo encuentro en coma y ni se entere que he ido-

-No importa, ve!, así la familia sabe que cumpliste-

-Es que yo no tengo que cumplir con nadie mamá-

-Eres mi hijo y te adoro, pero eres un ser lleno de rencor, eso no te hace bien mi amor, olvida el pasado, ya eres un hombre, pronto vas a ser padre, piensa en tu hijo, en tu esposa-

De pronto la voz de mamá se fue apagando hasta no escucharla a pesar de que estaba consciente de tenerla todavía al teléfono. Me miré al espejo que se encontraba al lado de la mesa donde estaba el aparato telefónico. Me miré y ya no era yo, por lo menos no el yo adulto, sino el niño de cinco años que fui. Me miré jugando en la terraza de la casa donde nací y viví por casi veinte años, papá estaba vivo y aún era joven, apenas unas canas asomaban en su pelo negro y rebelde. Era domingo, por lo general los domingos varios amigos, parientes, compadres, comadres pasaban por casa a saludar, algunos se quedaban a almorzar y no se marchaban hasta el anochecer con cena incluida.
Ese domingo estaba con papá y mi hermano viendo con beneplácito la nueva camada de gatos que habían nacido durante la semana. La madre era una gata blanca que por su tiempo en la familia, antes de mis padres casarse, era considerada como un miembro de la familia como cualquiera de los dos hijos. Había parido cuatro preciosos gatitos, a lo mejor por ser el menor de los hijos papá me dijo:

-Elije uno para ti-

Sin pensarlo dos veces señalé un gato blanco con manchas negras en los ojos y las patas.

-Parece un doctorcito-dijo mi hermano, y le llamamos así, el doctorcito.


Los visitantes fueron llegando y yo orgulloso mostré a todos mi nuevo gato. No hubo alguien que no elogiara lo hermoso que era, uno de los visitantes, un compadre de mis padres, don José, mostró un franco interés en llevarse el doctorcito a su casa.

-Aún está muy pequeño-le dijo papá y el asunto se olvidó por el momento.


El sol estaba radiante aquella mañana de domingo, me senté como de costumbre a deleitar mi taza de café en el balcón de mi apartamento. Calculaba el tiempo que me tomaría ir, estar en la casa con los parientes de don José, volver, era imposible regresar antes del anochecer. De nuevo sonó el teléfono, era mamá bastante enojada.

-Porqué me colgaste? No pienses que estás grande para mí…y irá a cumplir o no me llamo…-


El doctorcito se fue haciendo fuerte con los días, verlo jugar con sus hermanos era todo un pasa tiempo para la familia. Miraba a papá y comprendía seguido mi intención, su respuesta siempre fue la misma:

-No vamos a llenar la casa de gatos, te dije que sólo podías quedarte con uno, pero no más-


Ese fin de semana llegó de visita don José con todos sus hijos, algo me dijo: ¨ esconde el gato ¨ pero entre el pensar y el hacer pasó demasiado tiempo y flechó su mirada de nuevo en el doctorcito, se fue en halagos con el felino, no paraba de mencionar lo feliz que le haría tener un animalito que le hiciera compañía. Era mas que evidente su deseo de poseer al doctorcito. Papá un tanto indeciso le dijo que precisamente ése yo había elegido.

-No me niegue el antojo compadrito-manipuló a mi padre

-Es que se lo prometí al niño-Apenas susurró papá bajando la mirada para no encontrarse con la mía.

Cuando se es niño no tenemos una noción clara del tiempo, las horas pasan y no tenemos conciencia de las mismas. Ese domingo no recuerdo haber hecho otra cosa, de repente ya era lunes y tuve que ir a clases, para entonces cursaba el kindergarten. Regresé a la casa y lo primero que hice fue preguntar por mi juguete favorito, el doctorcito. Nadie me pudo responder, di inicio a una búsqueda por toda la casa, el patio, donde los vecinos y el doctorcito no aparecía. Volvía a preguntar, mamá me evitaba, tomaba el teléfono y fingía hablar con parientes y amigas de temas banales, me desesperaba. Mi hermano quedó en silencio al preguntarle y se marchó.

-Fue don José quien se lo llevó!-Grité enfurecido.

-No tienes prueba de ello, sabes que no es bueno acusar a alguien sin estar seguro-Me reprochó mamá

-Fue él, no lo niegues. Vamos a ir a su casa y me lo va tener que devolver-Dije resuelto.


Cuando papá llegó del trabajo fue víctima de mi rabieta, quería mi gato de regreso como diera lugar. Me negué a ingerir alimentos, casi abandonaba mi huelga de hambre cuando mamá me prometió que el próximo fin de semana iríamos a la casa de don José a ver si tenía el gato.
Durante la semana uno de los hijos de don José pasó por la casa, trajo unas gallinas de regalo para mamá de parte de su padre. No desperdicié la oportunidad para reclamarle mi gato y que en el fin de semana iría a buscarlo. El domingo siguiente fue imposible salir, un huracán azotaba la isla y no era prudente el viaje. Ante una nueva rabieta las promesas de mis padres aumentaron, sin falta el domingo siguiente iríamos a buscar el doctorcito.

De nuevo sonaba el teléfono, ya sabía que era mamá otra vez, las excusas se me acababan y ella no iba a ceder.

-Por qué no te has ido?-Preguntó

-No he decidido ir aún, creo tener ese derecho, no?-Le dije desafiante.

-Rafael, el perdón es divino, ve a la casa de don José. Escucha lo que tiene que decir, hazme caso mi amor-

-Te llamo en una hora mamá-

-A lo mejor en una hora ya ha muerto, llegar a su casa toma casi una hora, anda hijo, hazlo por mi-


El domingo en cuestión emprendimos camino bien temprano, al llegar fui el primero en salir del carro, corrí hasta la casa voceando:

-Ladrón!, devuélvame mi gato-

Don José salió a mi encuentro con una fusta que usaba para montar, al escuchar mis acusaciones en su contra me asestó un golpe con la fusta como si le pegara al lomo de uno de sus caballos.

-Mira muchachito culo cagao´, quién carajo te crees para venir a mi casa a manchar mi nombre y el de mi familia con acusaciones como esa. Si el compadre no te ha dado educación yo le hago los honores-


A punto de echarme a llorar, no tanto por el golpe, mas bien por sentirme intimidado por haber enfrentado a un adulto le dije:

-Yo quiero mi gato-

-Yo tengo un gato muy parecido al tuyo; pero, a tu gato le falta una oreja?-Preguntó, luego dijo:-Sígueme-


Caminamos hasta el corral donde estaba acurrucado un gato blanco con manchas negras en los ojos y las patas igual al doctorcito, como había dicho don José, el gato era idéntico al doctorcito excepto por una de sus orejas que se notaba había sido mutilada recientemente.

-Ese es tu gato?-Preguntó visiblemente enojado.

-Se parece, pero al doctorcito no le falta una oreja, no lo es-Admití y me eché a llorar.


Pasé todo el día llorando, la culpa me agobiaba. Cuando nos sentamos en la mesa para almorzar todos me miraban en silencio, no pude siquiera probar un bocado de lo que me sirvieron. Regresamos a la casa ya entrada la noche, al llegar fui directo donde estaba el resto de los gatos, uno por uno, incluyendo la madre, los fui estrangulando con mis manos. Sus cuerpos quedaron inertes, uno encima del otro como si durmieran, aquella noche el niño que había en mí también murió.


Corrí hasta mi carro y conducía de prisa, antes de media hora estaba entrando a la propiedad de don José. Entré en la casa y una de sus hijas salió a recibirme.

-Papá no ha dejado de preguntar por ti, quiere verte- Me dijo.


Pasamos a una habitación enorme, casi a oscuras, dos mujeres rezaban el rosario. Pregunté a la hija si era posible que me permitieran hablar a solas con don José, a una señal casi imperceptible las mujeres se pararon y salieron junto con la hija. Poco a poco fui adaptando mis pupilas a la penumbra. En la pared estaba colgada la fusta de montar, don José me miraba en silencio, pude apreciar el estuche de una navaja de afeitar de las antiguas en la mesita de noche, me acerqué más a la cama sin quitarle la vista a su rostro moribundo, no lo saludé.

Manejaba de regreso a casa lentamente, contemplaba el paisaje extasiado ante el verdor del panorama, el celular me sacaba de mis pensamientos al no dejar de timbrar incesantemente, lo tiré por la ventana. Al llegar a la casa dos patrullas de policías me esperaban, al salir del vehículo me rodearon y empujaron al bonete del carro, al tenerme esposado el oficial que comandaba el grupo metió la mano en uno de los bolsillos de mi pantalón y sacó una oreja humana totalmente ensangrentada.

A pesar de que don José no duraba otra hora más con vida fui acusado de homicidio premeditado con alevosía y acechanza. Durante el juicio permanecí en silencio, incluso cuando el juez me dictaba una pena de treinta años y un día. Cuando era conducido por dos policías a prisión mi hermano se acercó a mí, simplemente preguntó:

-Por qué lo hiciste?, qué te hizo don José?-

-Tienes el coraje de preguntarme lo que me hizo?-Le encaré.

-Yo también quería el gato-dijo mi hermano-cuando papá te lo regaló no lo pude soportar, en un momento de rabia fui con el gato al patio y lo enterré vivo, no sabes cuánto me he arrepentido de ello-


Nos miramos por varios segundos, guardamos silencio sin movernos hasta que uno de los policías me empujó y seguimos caminando. Aquel día estaba anunciado un huracán que azotaría toda la isla pero eso no fue motivo suficiente para posponer el cumplimiento de mi sentencia.

viernes, 4 de marzo de 2011

Gloriosos Años 70´s...

Pequeña Crónica de un Fan…

Mi hermano Antonio nunca tuvo en sus manos una cámara de video pero creaba escenas de películas imaginarias donde era el protagonista de unos Thriller de acción y artes marciales. El resto de sus hermanos, siempre la hacíamos de malos. Los rodajes iniciaban los domingos por la tarde luego de haber ido a la función de matinée en cualquiera de los cines del centro de la ciudad. Nunca escribió en un papel un guión, las historias eran muy parecidas a la película exhibida aquella tarde. Cuando era una película de Bruce Lee, el cual era su héroe favorito, el empeño de Antonio porque todo quedara perfecto era mucho mayor. Imitaba los gestos y movimientos al pelear de Bruce Lee. Se dejó crecer el pelo para poder darse el mismo corte que el que usó Lee en ¨Operación Dragón¨, aprendió a comer con los palitos chinos, su obsesión rayaba en la locura.
Cuando una escena no le quedaba como él imaginaba era perfecta, se enojaba al punto de transformarse del hermano amoroso y paternal que era en un ser grotesco y gruñón.
El plató de filmación siempre era el enorme patio trasero de la casona donde vivíamos en Bella Vista, Santiago. Su gran cantidad de árboles le daban un aire de bosque urbano, y entre las matas de mangos, naranjales o limoncillos librábamos combates a puños y patadas.
Antonio practicaba Kung Fu desde hacía varios años en la escuela del chino Johnny Fong. Pronto se destacó entre los alumnos y fue uno de los primeros en recibir el cinturón negro (1). Para la ocasión se mandó a confeccionar el mismo uniforme blanco con pantalones negro que Bruce Lee usara en El Gran Jefe. Lo aprendido en el dojo nos lo enseñaba en casa con rigurosa disciplina. El mismo nos otorgó cinturones a cada uno de nosotros, no recuerdo haber pasado del verde por lo exigente que era al momento de examinarnos.
A pesar de verle hasta el cansancio practicar los puños y patadas, barridas, saltos giratorios etc., todos anhelábamos que se presentara la oportunidad de una pelea real, en la calle, contra uno que en realidad fuera un bandido. Nuestro deseo se cumplió una noche en que el loco Machuca, un mastodonte que sobrepasaba los seis pies de estatura y las doscientas libras de peso se escapó del cuartito donde su familia lo tenía encerrado por lo violento que se había tornado. Machuca corría por la calle con un palo en su mano amenazando a todo aquel que se le cruzara en su camino. Antonio regresaba aquella noche del liceo donde cursaba el bachillerato y sin notarlo había sido elegido como la siguiente víctima del loco.
No tuvimos tiempo de advertirle a nuestro hermano de la amenaza, pero quedamos boquiabiertos cuando Machuca lanzó el primer golpe que apenas logró evitar Antonio con un rápido movimiento de caderas como lo hizo Bruce Lee en Contacto en China en la escena donde pelea contra un Samurai que le atacaba con una katana en sus manos. Seguido, Antonio le pateó el brazo que sostenía el palo y cayó lejos del alcance del orate. Al verse desarmado le fue encima pero fue recibido con una patada en el pecho que lo lanzó varios metros hacia atrás como lo hizo Bruce Lee con Chuck Norris en El Retorno del Dragón. Herido, pero más enojado aún, se puso de pie Machuca y atacó de nuevo, el resultado fue otro golpe certero que lo derribó de forma humillante. Se puso de pie otra vez, pero ahora para escapar de Antonio y encerrarse por voluntad propia en su cuartito de cautiverio.
Todos rodeamos a Antonio alabando su destreza que sin lugar a dudas eran similares a las del gran Bruce Lee. Al siguiente domingo, al momento de rodar la acostumbrada escena, noté que el elenco había aumentado en más de treinta muchachos del barrio ansiosos por ser alumnos del héroe del momento. Ahora debía compartir a mi hermano con extraños y ver como ya no era uno de sus alumnos preferidos en sus clases diarias. Muchos de los chicos que entraron nos superaron pronto en agilidad, y aprendían con la misma rapidez que lo hizo Antonio con el chino Johnny Fong.
Antonio organizó con su nuevo reparto de actores la recreación casi total de Operación Dragón. Yo soñaba con obtener por lo menos el papel de O’hara (interpretado por el actor Robert Wall), uno de los rivales de Bruce Lee en el film, pero me vi relegado como un extra cualquiera que ni siquiera era golpeado por el protagonista.
Antonio no era sólo artes marciales, llevaba una doble vida que muy pocos conocían. En casa nos enteramos cuando la policía rompió a patadas la puerta principal de la casa y entraba derribando todo a su paso. No había salido aún el sol por lo que sorprendieron a Antonio todavía durmiendo en su cama donde le golpearon salvajemente con sus macanas, no pudo siquiera defenderse. Lo arrastraron dos policías para meterlo dentro de una de las tristemente celebres ¨perreras¨, Antonio recobró el conocimiento y herido como estaba sacó fuerzas para librarse de sus captores y con la velocidad de movimientos que le caracterizaba dejaba sin conocimiento a los policías y lograba escapar. Antonio, al igual que Bruce Lee en Contacto en China se había convertido en un prófugo de la ley.
Una noche vino a la casa un amigo de Antonio que estudiaba con él en el mismo liceo y también era miembro del mismo movimiento estudiantil, habló por más de una hora con mis padres a solas. Nosotros nos pegamos a la puerta de la habitación donde se encerraron. Pudimos escuchar fragmentos de la conversación, entre ellos la mala noticia de que tenían que sacar del país como diera lugar a mi hermano para poder salvar su vida, mis padres estuvieron de acuerdo. El amigo les dijo que habían pensado irse a México y desde allí podrían cruzar a los Estados Unidos y reunirse con unos parientes que vivían en New York.

-Dile que no se vaya sin despedirse- Suplicó mamá al amigo antes de marcharse, por su voz se escapó una ráfaga de dolor y temor que todas las madres sufrieron durante los 12 años de gobierno del Dictador Enano.

-No les prometo nada, la cosa está muy peligrosa- Respondió el amigo y se marchó.

Dos noches después dormía ya cuando una mano cubrió mi boca, al abrir los ojos con sorpresa y alegría descubrí el bello rostro en la penumbra de mi hermano Antonio que seguido se llevó un dedo a los labios invitándome a guardar silencio. Uno por uno fue despertando a todos los miembros de la familia. Nos reunimos en el comedor y nos abrazamos todos en silencio, estoy seguro de que lloramos todos.

-Debo irme seguido, mañana partimos hacia Manzanillo donde nos espera un barco que nos llevará a México, prometo escribir cuando pise tierra- Susurró mi hermano tratando de tranquilizarnos.

-Cuídate hijo- Apenas pudo balbucear papá

De pronto fuimos golpeados por una luz intensa que brevemente nos aturdió, parecía como si el sol de repente había aparecido y se infiltrara entre las rendijas de la casa. Del temor pasamos al terror cuando escuchamos a través de un megáfono la voz afeminada del sargento Cascarita(2) gritar:

-Antonio, estás rodeado!. No tienes escapatoria, es mejor que salgas con las manos en alto si quieres conservar tu vida.-

-Vienen por el patio!- Gritó casi llorando mi hermano Pablo que se había asomado a una persiana.

El mismo patio donde simulamos rodar infinidad de películas estaba plagado de enemigos reales, enemigos que portaban carabinas y pistolas y que no dudarían en disparar.
Por un momento creí ver en el rostro de Antonio algo parecido al temor, miedo que cualquier ser humano en una situación tal sentiría, pero nunca un personaje como Bruce Lee o mi hermano Antonio.

-Aquí sólo hay una solución- Dijo Antonio con voz grave y caminó hasta la puerta principal, desde allí volvió su rostro para sonreírnos con esa gracia única que poseía. Nunca imaginé a mis ocho años lo que pensaba hacer.
En la escena final de Contacto en China, Bruce Lee se ve rodeado en la escuela donde practicaba por el ejército japonés, sale y cuando le apuntan con los fusiles corre como lo hizo Antonio al salir de la casa y ver las patrullas en el frente y los policías con sus armas homicidas y despiadadas apuntando a su cuerpo ansiosas de muerte. Antonio saltó y extendió su pierna al igual que Bruce Lee en esa escena final, ambos dispuestos a vender cara su vida, los disparos se escucharon y el The End anunciaba el final de la película de Bruce Lee, Antonio no tuvo la misma suerte que el actor, su cuerpo cayó estrepitosamente al suelo lleno de balas.
Bruce Lee murió en la vida real el 20 de Julio de 1973, iba a cumplir 33 años. Estaba en la cúspide de su carrera cinematográfica, nunca pudo ver finalizada su película El Juego de la Muerte. Antonio murió el 5 de Mayo de 1976, iba a cumplir 19 años, estaba apenas comenzando a vivir su vida.
Al entierro de Bruce Lee asistieron más de veinte mil personas de todas partes del mundo. Le rindieron tributo frente a su féretro los grandes maestros de los diferentes estilos de artes marciales. Al entierro de Antonio apenas asistieron mamá y papá escoltados por varias patrullas de la policía. Nosotros nos quedamos en casa porque papá no consideró prudente arriesgarnos con los policías.
A Bruce Lee le recuerdan cada año con homenajes en la prensa, televisión, festivales de cine y otros. Tal parece que no ha muerto. A Antonio le recordamos sus familiares, aunque ya ni siquiera le mencionamos por no abrir viejas heridas, nunca sus amigos nos visitaron para darnos el pésame, ni siquiera le mencionaron en la lista de asesinados durante la dictadura. Tal parece que nunca existió.

(1)En el Kung Fu no se usan los cinturones como en el Karate, se les llaman Fajas.
(2)El sargento Cascarita es un personaje de otra historia de Gloriosos Años 70´s

Nota: Antonio como tal es un personaje ficticio, pero bien pudo ser mi hermano Pedro Antonio de quien tomo bastante para escribir la historia. Antonio también soy yo, mis hermanos Pablo y Miguel, mis hermanas Laly y Josie. Antonio es mi padre Alfonso, y mi madre Gloria que formaron parte de la ¨generación del miedo¨, es Amín Abel Hasbún, es Orlando Martínez Howley y su hermano Edmundo. Es Sagrario, el Moreno, Amaury o cualquiera de los más de ocho mil dominicanos que murieron durante los 12 años de la dictadura de Joaquín Balaguer.

Vi Ho Purgatto Ancora!

miércoles, 2 de marzo de 2011

4ta Temporada de Escritor en Pena...

Saludos amigos lectores, el viernes 4 de Marzo damos inicio a las publicaciones de cuentos y relatos que formarán parte de la Cuarta Temporada del blog. Espero seguir contando con su apoyo de siempre, y por qué no, sus comentarios. Hasta entonces!