lunes, 2 de marzo de 2009

Sueños Alucinógenos....

Un Poquito de Patria...


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Estaba sentado frente al mar una exigua mañana junto a mi amiga Lyubenova Ivanova la cual insistía en que la clonación humana es un hecho. Juraba mi amiga, la cual tiene un PHD en genética, que en su laboratorio de Rice University en Houston donde trabaja, ya han clonado seres humanos partiendo de una muestra del ADN.
Para demostrarme con hechos me dijo que hiciéramos una prueba en dominicana, que eligiera tres personajes de la historia. Sin pensarlo dos veces le dije: Duarte, Sánchez y Mella. Nos fuimos entonces hasta el altar de la patria en Santo Domingo y luego disimuladamente dos mil pesos a los guardias que allí vigilaban pudimos entrar y tomar una muestra de los restos de los patricios. Regresamos a Santiago e improvisamos un laboratorio en mi propia casa.
El primero en clonar fue Juan Pablo Duarte quien casi se muere de un infarto al ver todo aquella tan ajeno a su época. Debimos darle los primeros auxilios y llegar al extremo de respiración artificial, lo pudimos recuperar. Le puse una taza de té de tilo en sus manos la que bebió en sorbos cortos y en silencio. Seguimos clonando, el turno ahora fue para Matías Ramón Mella y finalizamos con Francisco del Rosario Sánchez.
Los tres estaban confundidos y no paraban de hacer preguntas. Sánchez preguntó un tanto temeroso: Santana sigue siendo el presidente?. A lo que respondí NO moviendo mi cabeza. “Leonel Fernández es nuestro presidente ahora” le dije. Los tres quedaron perplejos.
Para alegrarle, les dije que saliéramos a dar una vueltecita por la ciudad. Nos montamos los cinco en mi carro y arrancamos. Les hablaba de lo mucho que dominicana había progresado, les mencioné el Metro de Santo Domingo, nuestra blindada economía, así como el Internet WI-FI que estaba disponible en casi todas las ciudades del país. Encendí la radio para alegrar un poco el ambiente y los tres lanzaron un chillido al mismo tiempo, es que sonaba un tema de Omega y todos juraron que dentro de ese aparato se estaba torturando un gato. El alboroto de los tres fue mayor cuando debí pararme en un semáforo y fuimos rodeados por una docena de haitianos que pedían una limosna o vendían tarjetas de llamadas. “Nos atacan!” gritó Mella mientras tomaba su trabuco y apuntaba al grupo de haitianos que salieron corriendo ante la amenaza del arma. “No!” les grité. “Es que tenemos unos dos millones de haitianos en la isla, la mayoría de ellos ilegales”. Les expliqué. No quedaron muy convencidos pero callaron. Sus rostros se fueron descomponiendo cuando en cada esquina la escena se repetía una y otra vez.
Llegamos al Monumento de los Héroes de la Restauración y quedaron impresionados con tan fabuloso monumento. Caminamos por cada rincón del mismo y sin ser guía turístico traté de explicarle lo mejor posible cada detalle de todo lo que allí estaba. Sentí vergüenza al ver como un tipo que al parecer salió de la nada, le arrancaba de un tirón la leontina de la levita de Duarte. “Ofrézcome” apenas pudo decir. “Esto es un infierno” dijo Sánchez al percatarse del asunto. “Esto no puede seguir así” me dijo Duarte visiblemente enojado. “Quiero que me lleves donde el tal Leonel Fernández”. “No creo que sea tan sencillo Juan” le dije a Duarte. “Es mejor pedir una audiencia en el congreso y presentarle a nuestros diputados los padres de la patria. Ya imagino el recibimiento que nos van a dar. No duden si le entregan una placa condecorándolos por su gesta heroica.” Dije.
“Pues vamos” dijeron.
Al siguiente día llegamos al edificio de la cámara de diputados. OH sorpresa nos llevamos cuando al intentar entrar nos vimos impedidos de hacerlo por unos policías que nos confundieron con unos manifestantes y amenazaron con caernos a macanazos. Al ver llegar a uno de los diputados llegar me le acerqué con los muchachos detrás. Le expliqué quienes eran ellos, lo que tal parece al diputado le dio lo mismo o no le reconoció a pesar de lucir tal cual las fotos de ellos.
“Ellos lo que quieren es hablar ante el congreso, hacerlos despertar del letargo en que están sumidos, que abran los ojos ante la amenaza de una invasión como la que estamos viviendo con los haitianos” intenté explicarle al diputado que ya tenía entablada una conversación por su celular y me miraba fingiendo interesarle lo que yo decía a la vez que movía la cabeza afirmando estar de acuerdo conmigo.
“Sabes que eso tiene su costo” me dijo al colgar la llamada. “Es bueno una muestra de gratitud de su parte para que uno pueda trabajar un chin más animado” dijo el diputado. Al explicarle a los patricios que el diputado lo que quería era que le mojaran la mano se sacaron sus anillos y se lo entregaron. El diputado los fue revisando minuciosamente uno por uno, llegó al extremo de morderlo para estar totalmente convencido de que eran de oro. Entramos al edificio con el diputado que nos apuraba porque iba a llegar tarde a la sesión que ya tenía unos cincos minutos de haber iniciado. Nos encontramos con un escándalo igual al que se vive en una gallera domingo por la tarde. Todos gritaban, se acusaban e injuriaban. La discusión se iniciaba por dos tópicos. Uno de los diputados había sugerido extenderse el período de cuatro a seis años, otro que le apoyaba decía que a esa moción se le debía agregar la de un aumento de sueldo para ellos ya que los viajes a Santo Domingo se le hacían cada vez más costosos. Otro gritó que para eso se les pagaba una dieta, a lo que el diputado pidió que también se les aumentara la dieta a recibir.
Por fin nos dieron la palabra, y por varios segundos hicieron silencio. Pude notar como varios de ellos estaban mirando fijo sus laptop a lo que deduje chateaban. Uno, al que pude ver su pantalla, jugaba solitario muy animadamente. Los patricios se presentaron y todos le miraron como si fueran un trío de borrachos. Duarte les recordó la sangre derramada por los valientes soldados dominicanos para librarnos del yugo, les recordó la sociedad secreta La Trinitaria, les iba a hablar de su compromiso como congresista ante la patria pero fue interrumpido por uno de ellos que se ofreció para encabezar la comisión que iba a estudiar la factibilidad de repatriar a los haitianos ilegales. Varios diputados se sumaron a dicha comisión y por unos segundos fui feliz, tuve esperanza de nuevo en mi país, ya estaba a punto de gritar: Viva la República Dominicana! Hasta que uno de ellos pidió al presidente de la cámara que para iniciar con los estudios de factibilidad debía liberarse una partida de unos mil millones de pesos a disposición de la comisión. Para dicha partida fue aprobado en una lectura un préstamo con la banca internacional.
Duarte cabizbajo puso su mano en mi hombro y me dijo:”Llévame a un médico” y se desplomó. Su corazón no soportó tanto dolor y volvió a morir. Mella sacó de su pechera un pequeño revolver y se pegó un tiro en la sien. Miré a Sánchez y le supliqué:”Tú no, por favor”. ‘Tranquilo, pero sácame de aquí ahora mismo”. Dijo.
Nos fuimos al malecón y allí nos sentamos a recibir la brisa fresca del mar caribe. Compramos un par de cervezas a un haitiano que vendía en una neverita de playa. Pedimos otro par y otro y otro hasta que ya Sánchez y yo nos tratábamos de compadres. Fui en busca de otras dos cervezas y ya Sánchez no estaba sentado donde le había dejado, asustado empecé a correr como loco en su busca y le vi bailando en un barcito con una gringa que estaba prendida de su color aceitunado. Regresé a Santiago al no poder convencer a Sánchez de que volviera conmigo. Hace poco recibí un e-mail suyo, la gringa se lo había llevado a vivir a los Estados Unidos, trabaja como taxista y cambió su nombre al de Francis Ross Sanz.
Al mi amiga ver mi decepción me dijo que lo intentáramos de nuevo, clonar a otro personaje de la historia, pero que lo pensara bien antes de elegir. Me creen si les digo que estoy contemplando la idea de clonar a Trujillo!.

Rafael Rodríguez Torres
"Vi ho purgato ancora!"

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