miércoles, 22 de octubre de 2008

Entre las luces de neón, el tequila y Bon Jovi...

En La Próxima Esquina...

No eran las ocho aún pero ya la noche había cerrado por completo, a lo mejor me dije, por causa de la lluvia que no cesaba desde temprano en la tarde. Era mayo, calor sofocante, temporada de aguaceros fuertes, típicos de la estación. Lo vi salir del bar dando saltitos en los charcos de agua aislados en el estacionamiento, se cubría con un periódico que se fue empapando por los goterones que caían sin piedad sobre la tierra. Era viernes, para él los fines de semana iniciaban y finalizaban los viernes. Los sábados se los pasaba entre talleres de mecánica y lavaderos de autos, llegar casi de noche a la casa, una cena frugal, a lo mejor ver una película en la tele y dormir. Los domingos los gastaba entre visitas a sus familiares o los de su esposa. Las mismas conversaciones cada semana, todos juntos sentados en la mesa comiendo hasta casi reventar, estaba hastiado. Era viernes, sólo los viernes le pertenecían para él y nadie se los podía arrebatar. Al finalizar las labores de la oficina se internaba en un happy hour de algún bar de moda donde mezclaba alcohol y frustraciones con un poquito de hielo y soda. Uno, dos, tres, a veces cinco y seis tragos, qué importaba. Le recuerdo de unos años atrás cuando todo era diferente en su vida, lo conocí siendo miembro de una iglesia protestante, estaba entregado de lleno a la fe, luego, sin previo aviso pasó a formar parte de otra con la misma pasión y así fue cambiando hasta caer en la fe de la botella. Una noche me dijo(entre tragos) :"Beber no es la solución a los problemas, pero por un momento logras escapar de ellos." Le di la razón.
Ese viernes le vi bailar, beber mucho más de lo acostumbrado. Nos contó anécdotas de sus logros profesionales, conquistas extra matrimoniales, guardó disimuladamente su anillo de boda, puedo jurar que le vi feliz al bailar con una rubia preciosa que acercaba su cabeza a su boca, imagino para escucharle mejor.
Llegó a su carro totalmente mojado, el periódico sirvió de poco, tras varios intentos logró introducir la llave en la ranura de la puerta, estaba borracho. Encendió el viejo coche, cada año nos decía:"Ahora si lo voy a cambiar por uno nuevo". Algo siempre se presentaba y debía posponer la compra.
Yo salí del local unos diez minutos después, estaba ebrio, como decimos los dominicanos:"happy", hora de irme a casa le dije a los muchachos que permanecían hasta el final de la jornada. Recorrí despacio por toda la avenida y me sorprendí al verle sentado en la acera sin importarle la lluvia. Me detuve y fui a su lado, varias personas rodeaban su carro, una patrulla de la policía acababa de llegar. Cuando le pregunté qué pasaba se levantó, pude ver que lloraba. Sin darme tiempo a reaccionar me abrazó, su voz ronca por el llanto reflejaba un inmenso dolor. "Coño Medem, eres el único que puede creerme que no ha sido mi culpa". "Qué Pasó?" volví a preguntar. "Yo iba para mi casa, sabes que me gusta llegar temprano, no entiendo como, pero de la nada apareció un ser bastante extraño en la parte trasera de mi carro, me dijo que era la muerte y que había venido a buscar mi alma. Al principio no le creí y pensé que se trataba de un atraco o algo similar, pero al ver su rostro por el retrovisor me espanté, no recuerdo bien el resto, quise frenar, aceleré, estaba nervioso, no vi a la señora que cruzaba con un niño en brazos, no lo pude evitar, no he querido ver si están vivos. A quién se le ocurre salir a la calle en estas condiciones. Perdí el conocimiento por unos segundos, cuando desperté el extraño ser estaba fuera del carro, tendió su mano y dijo:ven!. No tuve fuerza de voluntad para negarme y le di mi mano, sentí como si me arrancaran la piel de cuajo, luego vi una figura casi transparente muy parecido a mi irse con el ser, no van lejos, apenas se fueron, si te apuras los alcanza en la próxima esquina, ayúdame, ve por ellos, haz que regresen!.
No hablé, me monté en mi carro y di la vuelta por donde venía, lo último que supe de mi amigo fue que le condenaron a quince años de prisión por homicidio involuntario, desde aquella noche les juro no he vuelto a beber.


Rafael Rodríguez Torres

3 comentarios:

La Muela dijo...

Quiero decirte que mi vida me la he pasado bebiendo tragos. Me he dado mis jumos, mis calentones.
Pero con el tiempo uno va madurando y aprendiendo a ser mejor ser humano.
Hace tiempo que bebo, hace tiempo que lo hago con mayor responsabilidad. Tengo que darle gracias a Dios que dentro de las cosas que hice nunca tuve ni ocacione problemas a nada ni a nadie.
Se puede beber, pero hay que hacerlo con bastante responsabilidad.
Saludos

Rafael cine dijo...

Gracias Muela por tus comentarios y visitas. Te cuidas. Yo desde hace unos años ya no pruebo alcohol, las razones fueron simple:dejó de gustarme.

Martiuks dijo...

Hola llegué aquí después de leer el post donde Ericarol hablaba de ti y me impactó tu escrito.

Tienes una manera muy padre de enganchar a quien te lee.

Luego me doy una vuelta con más calma para seguir leyendo tus escritos.

Un saludo.