miércoles, 27 de octubre de 2010

Sueños alucinógenos...

Bizarro

Mi trabajo nunca acaba, cada día tengo más cosas por hacer; todos me miran como si llevara una vida llena de comodidades simplemente porque me paso todo el tiempo en la casa haciendo los quehaceres de un hogar los cuales parecen nunca terminar.


Las mujeres no tienen sensibilidad! No entienden de nuestros sentimientos y pesares, las preocupaciones de ser padre, el por qué nos echamos a llorar sin motivo alguno. Ellas llegan, hay que atenderlas como reinas; uno se pasa el santo día lavando, cocinando, planchando, tratando que siempre luzcan impecables. Le mantenemos la casa arregladita y cuando llegan ni lo notan. Encima, tenemos que quitar sus porquerías de cada mes que sin pudor alguno dejan tirado al lado del inodoro, ya la escucho con la excusa de siempre: él lo limpia, para eso está!.

En la intimidad siempre es igual, me siento usado, me toma a su antojo sin delicadeza, a la brava, se satisface, se echa a un lado y yo sin poder dormir por sus ronquidos. Es que acaso nunca se pregunta: él quedó satisfecho?.No!, imagino que ni le pasa por la cabeza; si tengo la osadía de pedirle que continuemos me dice que está cansado, que mañana tiene que trabajar temprano...y si sabías que tenías que trabajar, para qué carajo me descalentaste, no pensaste en eso. Esto solo lo pienso, no me atrevo a decir nada, se pondría furiosa y nadie la aguantaría por varios días, mejor la dejo así.

Cuando se acuerda que existo y salimos a la calle es peor, pasa cualquier muchacho joven, buen mozo, vira la cara con total naturalidad, como si yo no existiera, lanza unas exclamaciones religiosas que me hacen sentir el ser más despreciable del mundo. Bajo mi cabeza para que nadie vea como me trago la vergüenza y el llanto. Pero no siempre fue así, recuerdo cuando éramos novios, qué distinto era todo, cuantas atenciones, regalos. Decía que me amaba en cada oportunidad de quedarnos solos. Una noche terminamos la relación, un primo la vio con otro en el cine, cuando me enteré di todo por terminado. Esa misma noche se emborrachó y contrató unos músicos para pedir perdón con la más bella serenata que he recibido en mi vida. Papá me advirtió que esto iba a seguir si la perdonaba, me repitió mil veces que las mujeres no cambian, no le hice caso.

Ahora me ignora, no quiere agarrar mi mano en público, se avergüenza de que nos vean juntos, solo habla de unos cubanos que llegaron a un cabaret el cual visitó con unas amigas de la oficina. Que cuerpos!,qué musculatura!...decía ebria de lujuria, no como tú, pareces un cerdo de tan gordo, arrastrando unos pies de aquí para allá, malhumorado y ni siquiera sabes hacer bien el amor. Coño!, como si fuera fácil sacar fuerzas por las noches cuando lo que quiero es descansar, tener un momento de paz. Esa no sabe lo que es criar hijos, lo llevan nueve meses en el vientre y luego se olvidan de ellos. Si les da la gana nos abandonan sin pensarlo dos veces; tal como le pasó a papá, se pasó toda una vida bajo el yugo de mamá, ya viejos, la muy vagabunda lo dejó por un muchacho que apenas llega a veinte años. Ese va a gozar de lo mejor y papá ni para comer le da la sinvergüenza. Esto algún día tiene que cambiar!. La igualdad de los sexos no debe tardar en llegar, los hombres somos seres humanos, quizás yo no lo disfrute, pero me queda la esperanza de mis hijos.

A veces, cuando ya creo no poder soportar tantas humillaciones quiero escapar y ver cómo se las arregla esta. Me atrae la idea de empezar de nuevo con una mujer que realmente me valore, pero no creo que exista mujer alguna que aprecie lo que es un hombre fiel, decente, de su hogar; desde que se enteran que uno es divorciado sólo quieren sexo fácil y sin compromisos, todas las mujeres son iguales.

-Mercedes!,Mercedes!. Este café está frío, ni eso puedes hacer bien. Un día de esto te quito lo soñadora con una buena paliza para que aprendas a tratar a tu marido.

-Ya voy! Ten un poco de paciencia que ya voy.


Rafael Rodríguez Torres

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